¿Qué es la amigdalitis?
Ante la aparición de cualquiera de los síntomas vistos anteriormente debemos acudir a la consulta de nuestro médico de cabecera, y sobre todo si se dan las siguientes circunstancias:
- El paciente es de corta edad.
- Existen síntomas clínicos muy pronunciados.
- Se padece una enfermedad de base mal controlada (diabetes, pacientes inmunodeprimidos…).
- Se ha realizado un tratamiento sintomático de 3 o 4 días sin mejoría.
- Hay algún otro síntoma de gravedad como, por ejemplo, convulsiones por la fiebre, dificultad respiratoria, sangrado por la boca, etc.
La faringo-amigdalitis puede causar complicaciones, sobre todo, en el caso de la amigdalitis crónica. Algunas de ellas son:
- Flemones y abscesos periamigdalinos o ganglionares.
- Infecciones de los espacios profundos del cuello.
- Obstrucción respiratoria.
- Deshidratación.
- Afectación cardíaca, fiebre reumática o afectación renal.
- Amigdalectomía (intervención quirúrgica).
En algunas ocasiones, las amígdalas son tan grandes que dificultan de forma importante la respiración o la deglución, causando trastornos del crecimiento o del sueño.
El profesional médico, en función de sus síntomas, determinará el tratamiento más adecuado en cada caso. A veces pueden realizarse pruebas específicas, como el exudado de garganta, para determinar si la causa es vírica o bacteriana. Si es bacteriana y el paciente presenta tres o cuatro de los síntomas clínicos de este tipo de infección, la amigdalitis deberá ser tratada con antibióticos.
En líneas generales, se recomienda:
- Reposo, sobre todo si hay fiebre.
- Hidratación adecuada.
- Uso de analgésicos, antitérmicos y antiinflamatorios, siempre bajo prescripción médica, y para reducir el malestar de los síntomas ocasionados por la enfermedad.
La amigdalectomía es una operación muy habitual en la otorrinolaringología y su fin es la extirpación de las amígdalas palatinas (las anginas, en lenguaje coloquial).
La técnica quirúrgica utilizada para extirpar las amígdalas se realiza a través de la boca, casi siempre bajo anestesia general y, generalmente, es una cirugía de corta estancia hospitalaria, por lo que la mayor parte de las veces requiere de un día de ingreso.
Con frecuencia, en la misma intervención para extirpar las amígdalas se procede a la resección del tejido adenoideo o vegetaciones, ya que los niños suelen tener problemas en ambas áreas.
La operación de amigdalitis es aconsejable cuando los episodios de amigdalitis son tan frecuentes o graves que llegan a afectar a la salud general del niño, llegando a interferir en sus actividades cotidianas.